LAUTARO (1534-1557)
Conmemorando a un gran Caudillo y Estratega de fama universal
“Cortaron los indios amigos la cabeza de Lautaro y cantaron con ella la victoria. Tragéronla a Santiago para hacer con ellas fiestas y borracheras” Padre Diego de Rosales – Historia Inédita -Libro IV; Capítulo X
“… muerto oscuramente en la pelea [30 de abril de 1557]
después de una carrera de victorias en que probó el temple acerado de su alma y
la penetración de su inteligencia, ha obtenido el premio que alcanzan los más
grandes héroes. La posteridad ha parecido olvidar los defectos y los vicios de
su raza y de su barbarie, para no recordar más que la exaltación de su
patriotismo y su odio a la dominación extranjera y a la servidumbre. El nombre
de Lautaro, engrandecido por la epopeya y por la tradición, ha llegado hasta
nosotros casi despojado de toda sombra, y como el tipo puro de los más nobles
sentimientos del hombre, el amor ardiente a la libertad y a la independencia.
Dos siglos y medio más tarde, cuando estas colonias, sacudidas por un impulso
común, dieron el primer grito de emancipación de la metrópoli, el nombre de
Lautaro fue invocado como un símbolo de regeneración política, y adquirió un
nuevo brillo perpetuado por la historia y por la leyenda.”
Diego Barros Arana – Historia General de Chile
Extracto: Conferencia del general don Historia General de Chile. Universidad de Chile – Año 1932.
“…sobre Lautaro, podemos llegar a la conclusión de que, sin
apasionamiento de ningún género, y a la luz de sólo los hechos perfectamente
históricos, se le pueden atribuir como principales méritos, los siguientes:
1.° Sólo tenía 18 años al tomar el mando de su ejército;
2.° Era analfabeto y de la más absoluta ignorancia;
3.° Ningún general del mundo ha tenido que realizar sus
campañas con un ejército tan deficiente y tan mal armado como el que empleó
Lautaro;
4.° Toda la organización, la instrucción y la disciplina del
ejército araucano fue obra de Lautaro. Mérito es éste, de que ningún otro general
ha podido vanagloriarse;
5.° Creó una táctica especial para su ejército, táctica que
le permitió alcanzar los más brillantes resultados;
6.° Fue un maestro en el arte del aprovechamiento del
terreno, arte que en él, fue una verdadera creación;
7.° Ideó planes de combate y los realizó en forma tan
perfecta, que, invariablemente, lo condujeron a la victoria;
8.° Su primera batalla fue la victoria más completa que
registra la historia militar del mundo;
9 ° Empleó la fortificación del campo de batalla, sin haberla
aprendido de los españoles, pues estos, hasta esos momentos, jamás la habían
empleado en América: sus combates habían sido siempre ofensivos.
10.° Ideó el procedimiento de fortificarse a retaguardia de
la primera línea de combate, procedimiento que sólo en la última guerra europea
ha venido a consagrarse como bueno;
11.° Descubrió todas las leyes de la guerra y en el campo de
la estrategia -materia esta en la cual nada pudieron decirle los procedimientos
españoles- movió sus masas de tropa en un vasto y pobre teatro de operaciones,
sin sufrir nunca un fracaso;
12.° Inventó nuevas armas que rindieron todo el fruto que de
ellas podía esperarse;
13.° Jamás perdió una batalla: murió invicto, y,
14.° Como todos los grandes generales, gozó de un enorme
prestigio entre sus soldados y llegó a ser el terror de sus enemigos.
¿De qué otro general puede decirse lo mismo? Lautaro iguala a
unos en ciertos rasgos, a otros en otros; pero nadie lo iguala a él en todos.
Durante varios siglos ha dormido en la historia el nombre de
Lautaro; pero ya es tiempo de que la equidad de los hombres y el patriotismo y
la gratitud de los chilenos, lo lancen al mundo en alas de la fama.
No cumplirá la patria con el más sagrado de sus deberes,
mientras en la parte más destacada de su capital no se levante un soberbio
monumento que, a la vez que un símbolo de la raza, sea la perpetuación de la
memoria del más grande de sus hijos.”
Indalicio Téllez
“Lautaro y sus Tres Campañas contra Santiago (1553-1557)”
Benjamín Vicuña Mackenna -
Año 1876.
“Así había, entre tanto, encontrado fin aquella carrera tan
rápida como deslumbradora, y que una pérfida saeta tronchó al lucir el alba, en
la flor de la lozanía y de su gloria. Lautaro era todavía un mancebo, y había
luchado durante cuatro años con varia fortuna, pero con un valor sublime, igual
a su odio en la tenacidad y en los bríos de guerrero.
Arminio americano, se batió como el jefe germánico, por la
libertad de su suelo contra una raza superior cuya planta odiaba y que ya no
pisa el suelo de su tumba vengada por los siglos. Murió como él y como Viriato,
a manos de traidores, pero su gloria ha llegado más arriba que la de sus más
ilustres compatriotas, haciéndose de fama universal en el Nuevo Mundo por sus
hechos, y en el Antiguo por la epopeya, al punto de que su nombre fue en
nuestro suelo un emblema nacional de redención, acogido ya de una manera
irrevocable por la posteridad… Con su nombre inmortal bautizaron nuestros
mayores la primera nave a que confiaron nuestra bandera y nuestra emancipación,
así como al tribunal terrible de sus venganzas contra la raza usurpadora que el
indio mozo y sublime había sido el primero en repeler, hacia ello cerca de tres
siglos, de Chile, su cuna y su patria.”

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